Crónicas de un viaje
En la fría Mar del Plata, los muertos vivos al fin abren paso a la carne fresca. Este viernes 26 de Junio a las 22:30 hs (bien tempranito) tuvo lugar en La Terraza la primera edición del encuentro FIESTA, POESÍA Y ROCK&ROLL. Lo descubrí en un flyer que prometía fusionar poesía con didjeridú, guitarra, deejay sesión de surfrock, rockabilly, sixtiegarage, retro, más invitados sorpresa!... haciendo de todo ello una fiesta. Sin debatirlo emprendí el viaje, para ver qué onda.
Luego de atravesar una galería sube y baja (Independencia y Luro), encontré el barcito y de entrada, Música da Floresta. Era el mismísimo Avohâi tentando una guitarra encantada de serlo en sus manos. La felicidad en el aire traza el recorrido desde los pies del músico, pasa por el alma del instrumento, el tórax, sale por los ojos, marcando el sonido con el movimiento de los dedos. Yo no había fumado nada, por eso repito, la felicidad entraba por la guitarra y salía por Avohâi, o al revés, eso me comentó un chico que andaba por ahí, deleitándose. Coincidíamos, no era casualidad.
Había que entregarse a la tormenta, de esas que te llevan del Ecuador al Polo y del Polo al Ecuador; poder cambiar de escena sin romper la copa de vino y seguir disfrutando la fiesta. Acompañada por Avohâi, entró de jamón del medio (en un sanguchito delicatessen) un cuerpo de poemas, un work in progress de Eliana Belén que, bajo el título Muñeca, disparaba proyectiles desde el cuerpo de una mujer. Nada que decir, nada que agregar, es la hembra genérica que quiere hablar y entonces habla.
La fiesta recién empezaba, pero los conejos no tardaron en salir de la galera. El primero se asomó desde el fondo de la sala y subió al escenario para recitar la parte final de un poema; era nada menos que Matías Moscardi impostando a un bólido Carpenter, que espero volver a escuchar.
Con inenarrable banda sonora, el plato principal de psicopoesía fue servido con Peterson y otros relatos, de Jorge Calvo; un trío de imágenes de horror que se insinuaron con “En el sembradío” y se potenciaron con “Peterson” para concretarse con “El Niño”. Yo no me como ninguna, pero tenía la piel de pollo mientras veía cómo una chica se daba pequeños golpecitos de impresión en el pecho.
Después del tropezón emocional, como si nada, la fiesta siguió su ruta y entró en ambiente da floresta con sones brasileños encantadores. Confundidos entre el público y sin presentarse -una lástima no saber ahora sus nombres-, subieron al escenarito músicos con toda la onda.
Escuché algunos reclamos disimulados acerca de lo prometido en el flyer, sixtiegarage, rockabilly, surfrock. Sin embargo, sí pude degustar una porción de esa deejay sesión, aunque en bajo volumen, porque la fiesta tenía que terminar cuando algunos recién llegaban. Sin lugar a dudas, estos vaivenes se pueden justificar mencionando su flamante estreno.
Entre cervezas, vinos, tés con canela, música, poemas y personajes pude finalmente conversar con quienes realizaron el encuentro, que para la próxima fecha (viernes 10 de Julio, mismo lugar) desean sumar más propuestas a fin de lograr una mayor fusión de ambientes. Encantados por la buena onda de todas y todos los que se decidieron por esta propuesta, agradecieron a los que no se perdieron nada, a los que llegaron hiper tarde con material bajo el brazo y con ganas de empinarse una cervecita al compás de la deejay sesión de Non Moriar y a Miguel, the face de la Terraza Café (Independencia y Luro). Me despidieron al unísono de: ¡A más fiesta más poesía y más rock&roll! ¡Gran Vida!
Martina Da Fiore
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