De ella
aprendí a leer verso por verso, atendiendo al corte y a los hemistiquios; a
respetar el silencio entre las estrofas para tener la cadencia del poema y
comprenderlo en sus unidades rítmicas. Me mostró que el soneto clásico y los
poemas de verso libre eran las más sutiles y exigentes de las formas poéticas, “cuando
domines estas dos, todas las demás se convertirán en poesía”, me dijo. Y eso es
lo último que recuerdo de ella. Así que a donde quiera que esté se lo dedico
agradecido.
Aquella vez
hice la edición como pude, con mis rudimentos de Word. Hoy, en esta reedición
para descargar en pdf y lista para imprimir por ustedes mismos, me suma Bellina
para darle presencia con su arte de tapa en maravillosa sintonía. Gracias
Bellina! (Así la
pueden contactar: fb/bellina.ilustra).
Aquí el poema que da nombre al libro:
la
naranja en la pared
el
que habla solo habla
mejor
que nadie de la soledad
porque
habla para nadie
el
maestro ciruela tiene
una
ventaja
sobre
los demás maestros
no
se cansa
finge
que se cansa
así
pensaba yo
desde
mi pupitre de 5° grado
viendo
a mi maestra hablar
la
diferencia esencial
si
es que de esencia
se
trata el alma
entre
la poesía y la narrativa
se
funda en que ésta
sustenta
en el eje
mejor
vamos a decir la biela chicos
de
su lógica interna
la
estética
con
la que forma un motor
que
pistonea produciendo
un
encantamiento centrípeto
hacia
su propio árbol de levas
entendamos
la realidad de la narrativa
por
capacidad de verosimilitud
la
verdad es que no sé si tenía razón
pero
yo estaba en un todo con ella
dispuesto
a defenderla de cualquiera
la
miraba encantado
como
si ella fuera
un
libro abierto
del
que una mujer
joven
y lívida tomara el lomo
con
ambas manos contra su pecho
o
como si yo acariciara
las
letras de un poema
para
decirle al mundo
que
había muerto
por
el contrario
la
poesía
produce
una fuerza centrífuga
que
obliga
esta
obligación es buscada chicos
a
unas lógicas externas
que
nada tienen que ver
con
la verosimilitud
y
que son meandros entrecruzados
que
forman un delta despeinado
y
hacía grandes signos con la mano izquierda
como
círculos giratorios
de
planos inclinados
o
como la que más me gustaba a mí
una
elipse que se estiraba
del
piso al techo
al
tiempo que sacudía la cabeza
como
si el martillito del despertador
peinado
a lo carré
se
detuviera arrepentido
o
movía los dedos
de
la otra mano
como
si tocara un piano
de
cola
blanco
y reducido
que
flotando a la altura de su busto
fuera
mirado distraídamente por ella
igual
que ahora
yo
no quería que acabara la clase
imaginaba
que
cuando sonara el timbre
mientras
durara su vibración
podría
arrojarle tizas
como
una ametralladora
atrincherado
en el pupitre
moviendo
mis brazos
igual
que la rueda gigante
de
un hámster fofo
que
se cae al fondo del océano
como
una pluma cae a manhattan
pero
el recreo aparecería de golpe
y
con él las miradas asesinas
de
mis compañeros vueltos hacia mí
con
la maestra aniquilada
por
las balas incrustadas en su cuerpo
hecha
un cactus de plastilina
sin
poder detener el linchamiento
la
mandíbula caída
colgando
de los tendones fláccidos
y
los ojos vidriados
mirando
el pasado de lo que sucedía
atravesándonos
como una escena
transparente
de lo que vendrá
pero
ya era
y
lo que yo prefería
era
salir ileso de cualquier catástrofe
que
ocasionara
el
dólar hoy está en aumento chicos
no
nos podía mentir
tenía
que ser cierto
para
qué iba a decirnos otra cosa
que
tampoco nos importaría
sin
embargo
durante
períodos regulares
era
un tanto esquemática y repetitiva
sin
gracia
se
la veía decaída entonces
como
si un dolor necesario la afligiera
como
si ella le diera acceso
sabiendo
que eran pocas
las
fuerzas para una resistencia
reservada
a la próxima ocasión
quedada
inclinaba la cabeza
y
miraba los durmientes
desde
el último vagón del largo tren
que
la llevaba sin destino
era
cuando más ruidosos nos poníamos
nos
agitábamos en nuestros bancos
unos
contra otros
liberados
por sus reacciones tardías
e
inconexas
de
dónde vendría esa especie
de
abatimiento melancólico
que
le ablandaba el pecho
no
veía la hora de que llegara el recreo
para
escapar de esa masa de soledad y olvido
que
chisporroteaba en cortocircuito
y
se expandía informe
no
soportaba verla así
era
como si desbordadas
por
la lluvia del invierno
las
ventanas derramaran para adentro
los
riítos de agua fría
turbios
de tierra y hojas molidas
por
el viento
y
al fin el timbre
y
salir corriendo por su lado
como
si no existiera el muñeco
es
una maestra ciruela me decía
mientras
le tiraba una zancadilla
al
más tarado
caía
chillando en el pasillo
bajo
los pies lesionadores de los demás
es
peligrosa con sus retóricas
puede
destruir cerebros tiernos
descuidados
estábamos
en el patio
y
vi saltando a mis compañeritos
inocentes
bambis malolientes
dábamos
un adelanto
de
el muro y la naranja mecánica
tendría
que haberlo escrito
en
todas las paredes
y
en la biblioteca
sobre
todo en las hojas de los libros
al
principio se necesita
un
poco de grasa
entonces
me llamaron
a
jugar a la pelota
y
me olvidé del asunto
qué
me importa
qué
me calienta
eran
mis últimas palabras
cuando
pisaba la cancha
Y el link de descarga: Jorge Flores - La Naranja en la Pared