Acompaña a la poesía

miércoles, 26 de octubre de 2016

La Naranja en la Pared - Jorge Flores

Esta es la primera plaquette de poemas que publiqué. Comencé a escribirlos hacia finales del 2003 cuando ya me había mudado a la lyncheana Mar del Plata. Era un conjunto de voces diversas que yo sentía entraban en un solo ámbito y guiado por la intuición las ordené, y el tramado fue apareciendo solo como un día de escuela. Cosa que luego me llevó a recordar a la única maestra suplente que tuve en la primaria durante un mes y medio, y a la que nunca más volví a ver. Que no pudiera seguir con nosotros fue el primer dolor amoroso de mi corazón infantil.
De ella aprendí a leer verso por verso, atendiendo al corte y a los hemistiquios; a respetar el silencio entre las estrofas para tener la cadencia del poema y comprenderlo en sus unidades rítmicas. Me mostró que el soneto clásico y los poemas de verso libre eran las más sutiles y exigentes de las formas poéticas, “cuando domines estas dos, todas las demás se convertirán en poesía”, me dijo. Y eso es lo último que recuerdo de ella. Así que a donde quiera que esté se lo dedico agradecido.

Aquella vez hice la edición como pude, con mis rudimentos de Word. Hoy, en esta reedición para descargar en pdf y lista para imprimir por ustedes mismos, me suma Bellina para darle presencia con su arte de tapa en maravillosa sintonía. Gracias Bellina! (Así la pueden contactar: fb/bellina.ilustra).




Aquí el poema que da nombre al libro:


la naranja en la pared

el que habla solo habla
mejor que nadie de la soledad
porque habla para nadie
el maestro ciruela tiene
una ventaja
sobre los demás maestros
no se cansa
finge que se cansa
así pensaba yo
desde mi pupitre de 5° grado
viendo a mi maestra hablar
la diferencia esencial
si es que de esencia
se trata el alma
entre la poesía y la narrativa
se funda en que ésta
sustenta en el eje
mejor vamos a decir la biela chicos
de su lógica interna
la estética
con la que forma un motor
que pistonea produciendo
un encantamiento centrípeto
hacia su propio árbol de levas
entendamos la realidad de la narrativa
por capacidad de verosimilitud
la verdad es que no sé si tenía razón
pero yo estaba en un todo con ella
dispuesto a defenderla de cualquiera
la miraba encantado
como si ella fuera
un libro abierto
del que una mujer
joven y lívida tomara el lomo
con ambas manos contra su pecho
o como si yo acariciara
las letras de un poema
para decirle al mundo
que había muerto
por el contrario
la poesía
produce una fuerza centrífuga
que obliga
esta obligación es buscada chicos
a unas lógicas externas
que nada tienen que ver
con la verosimilitud
y que son meandros entrecruzados
que forman un delta despeinado
y hacía grandes signos con la mano izquierda
como círculos giratorios
de planos inclinados
o como la que más me gustaba a mí
una elipse que se estiraba
del piso al techo
al tiempo que sacudía la cabeza
como si el martillito del despertador
peinado a lo carré
se detuviera arrepentido
o movía los dedos
de la otra mano
como si tocara un piano
de cola
blanco y reducido
que flotando a la altura de su busto
fuera mirado distraídamente por ella
igual que ahora
yo no quería que acabara la clase
imaginaba
que cuando sonara el timbre
mientras durara su vibración
podría arrojarle tizas
como una ametralladora
atrincherado en el pupitre
moviendo mis brazos
igual que la rueda gigante
de un hámster fofo
que se cae al fondo del océano
como una pluma cae a manhattan
pero el recreo aparecería de golpe
y con él las miradas asesinas
de mis compañeros vueltos hacia mí
con la maestra aniquilada
por las balas incrustadas en su cuerpo
hecha un cactus de plastilina
sin poder detener el linchamiento
la mandíbula caída
colgando de los tendones fláccidos
y los ojos vidriados
mirando el pasado de lo que sucedía
atravesándonos como una escena
transparente de lo que vendrá
pero ya era
y lo que yo prefería
era salir ileso de cualquier catástrofe
que ocasionara
el dólar hoy está en aumento chicos
no nos podía mentir
tenía que ser cierto
para qué iba a decirnos otra cosa
que tampoco nos importaría
sin embargo
durante períodos regulares
era un tanto esquemática y repetitiva
sin gracia
se la veía decaída entonces
como si un dolor necesario la afligiera
como si ella le diera acceso
sabiendo que eran pocas
las fuerzas para una resistencia
reservada a la próxima ocasión
quedada inclinaba la cabeza
y miraba los durmientes
desde el último vagón del largo tren
que la llevaba sin destino
era cuando más ruidosos nos poníamos
nos agitábamos en nuestros bancos
unos contra otros
liberados por sus reacciones tardías
e inconexas
de dónde vendría esa especie
de abatimiento melancólico
que le ablandaba el pecho
no veía la hora de que llegara el recreo
para escapar de esa masa de soledad y olvido
que chisporroteaba en cortocircuito
y se expandía informe
no soportaba verla así
era como si desbordadas
por la lluvia del invierno
las ventanas derramaran para adentro
los riítos de agua fría
turbios de tierra y hojas molidas
por el viento
y al fin el timbre
y salir corriendo por su lado
como si no existiera el muñeco
es una maestra ciruela me decía
mientras le tiraba una zancadilla
al más tarado
caía chillando en el pasillo
bajo los pies lesionadores de los demás
es peligrosa con sus retóricas
puede destruir cerebros tiernos
descuidados
estábamos en el patio
y vi saltando a mis compañeritos
inocentes bambis malolientes
dábamos un adelanto
de el muro y la naranja mecánica
tendría que haberlo escrito
en todas las paredes
y en la biblioteca
sobre todo en las hojas de los libros
al principio se necesita
un poco de grasa
entonces me llamaron
a jugar a la pelota
y me olvidé del asunto
qué me importa
qué me calienta
eran mis últimas palabras
cuando pisaba la cancha

Y el link de descarga: Jorge Flores - La Naranja en la Pared

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